(Extracto nº 5 del libro de Benigno Varillas «Magdalenia, los últimos de la estirpe de los Libres», pp 135–137, cuya primera edición se editó el 14 de marzo de 2025).

(…)

“A los seis meses, las lobitas comenzaron a acompañar a su madre en las primeras cacerías. Estaban instruidas para no estorbar a la sigilosa cazadora cuando acechaba a una liebre, cuando esperaba a un conejo, cuando buscaba ratones. Pronto cazaría presas grandes. Empiezan a recorrer zonas lejanas, parajes solitarios, no hollados por el hombre y sus mastines. Vallejos de praderas con cantarines riachuelos que salpican sus cuerpos y refrescan al vadearlos. Trotan por trochas entre arbustos en flor, de aroma intenso”. 

––Son felices, musita Fel.

––Ella sabía que no podía durar… Siempre un canalla, la loba tenía que haber ido… él, lo sabía…

(Audio: El fin de la paz de los lobeznos, relatado por Félix R. de la Fuente. Extracto de su programa en Radio Nacional de España: «Cuento de Lobos» – Fecha de emisión: 05.02.1976) http://www.rtve.es/alacarta/audios/la-aventura-de-la-vida/aventura-vida-cuento-lobos/1617637/# 

La narradora, cansada del trajín del día, empezaba a dormirse antes que el crio. En el sopor da cabezadas, dice frases inconexas con los ojos cerrados, apoyada en la almohada, la voz cada vez más apagada. Fel acerca su carita a la de su tata y le sacude la manga para que se despierte.

––Pero nooo…, ¿qué dices? ¡que no te entiendo!

––Sííí, la loba sabe bien… balbucea vencida por el sueño.

Fel le intenta abrir los párpados con la mano.

––Despierta, que no has acabado. Sigue.

Con un ojo cerrado Nora se arrebuja en la almohada.

––Es que me duermo. Toy muuy cansá. Hummm, qué bien huele tu almohada… ¡Duérmete! Las lobas corretean libres y felices… ¡Qué más quieres soñar!, dice con los ojos cerrados. 

Fel pellizca a la tata, que se encoge y esquiva con el antebrazo desnudo allí donde hacen pinza los deditos del niño.

––¡Qué nooo, que me has prometido que hoy me contabas el doble de cuento!

La tata se incorpora en la cama, algo más despejada tras pasársele el desmayo de cansancio.

––Bueno, prefería acabar otro día. Dejarte con las lobas corriendo entre flores hasta que toque contarte el capítulo siguiente. Quería que disfrutaras la parte amable del cuento.

––No, no, yo quiero más ahora.

––Pues si te empecinas en saber lo que le va a pasar, te acabo de contar el capítulo, pero no me digas luego que hubiera sido mejor dejarlo para mañana. 

––¿Por qué?, pregunta el niño.

––No es bueno ansiar el futuro sin saborear el presente. Tú decides. Le mira. 

El niño agarrado a la sábana lo piensa unos segundos.

––Venga sigue contándomelo.

––Pues sigo.

El mayor azote que sufrió la fauna salvaje en España, tras el decreto de extinción de los carnívoros de 1953, fue el uso del veneno para matar depredadores, hoy perseguido y castigado con penas de cárcel y multas muy grandes. Ver: https://www.miteco.gob.es/es/biodiversidad/publicaciones/pbl-fauna-flora-estrategias-lucha-venenos.html

“En ese explorar de las lobas en el Páramo, en ese tratar de obtener las proteínas disponibles, desde el pequeño ratón al cadáver del gran carnero, vino a ocurrir otro hecho que cambió la vida de Sibila”. 

“Las lobitas habían crecido lo suficiente como para salir con su madre a cazar. Seguían sus pasos, camino de un altozano, desde el que la loba observó cómo los buitres iban volando hacia un mismo punto y se abalanzaban a tierra en picado. Corrió la loba con sus tres lobeznas en esa dirección. Cuando arribó, los buitres estaban ya devorando una cabra. La loba los espantó y se puso a comer”. Las tres cachorritas la imitaron, pero las hermanas mayores de Sibila la gruñeron y la apartaron de la carne para comer ellas primero. 

La joven loba se quedó mirando, a prudente distancia. Estaba acostumbrada a ser la última en acceder a la pitanza. “De pronto observó cómo su madre dejaba de ingerir los trozos de carne que tragaba apresuradamente, sin masticar. Vio en ella una expresión que nunca antes había contemplado en su faz, que se descompuso. Retrocedió unos pasos, emitió inmediatamente la tos, la corta llamada de alarma”. 

Mapa del veneno en España, a fecha de 2012. Las cuadrículas en negro son lugares donde se detectaron animales salvajes muertos envenenados por ganaderos y cazadores. Las cuadrículas en blanco no es que no haya veneno sino que no se tenían datos de esas zonas por falta de prospectores colaboradores del Ministerio y las CC.AA no querer entregar al Estado sus datos…

“Las lobeznas levantaron la cabeza y la observaron. Inmediatamente dejaron de comer. En el lenguaje de los lobos significa peligro.

Sibila se apercibió de que los movimientos de su madre eran tórpidos. Sus hermanas empezaron a retorcerse de dolor hasta que se desplomaron y sus cuerpos quedaron inertes. La madre corrió la misma suerte.

Sibila corrió hacia ellas. Dio vueltas y más vueltas a su alrededor, emitiendo gemidos, implorando, requiriéndolas. Lamió sus cuerpos para reanimarlas. Olisqueó sus bocas”. 

“Desesperada, se dirigió hacia la carroña. Despedía el mismo tufo que las fauces de su madre y de sus hermanas. El nuevo olor a muerte, que zahería su olfato, era el veneno de la estricnina. Aquella desgracia sirvió para que la terrible experiencia hiciera imposible luego acabar con ella colocándole comida envenenada. La lobezna aprendió a relacionar la muerte con el olor del cebo emponzoñado”.

(Audio: El veneno, relatado por Félix R. de la Fuente. Extracto de su programa en Radio Nacional de España: «Cuento de Lobos» – Fecha de emisión: 05.02.1976) http://www.rtve.es/alacarta/audios/la-aventura-de-la-vida/aventura-vida-cuento-lobos/1617637/# 

“Pasó la noche sin que Sibila decidiera abandonar los cadáveres de su familia. Finalmente, a trote lobero, con esa marcha silenciosa, infatigable, fantasmal, agachada, con el rabo pendiente, con las orejas pegadas a los flancos del cuello para no llamar la atención, la lobita se separó de los cuerpos sin vida de sus seres queridos”. 

“Cuando vino la oscuridad y el cielo negro del Páramo se tachonó de estrellas y la loba volvió a ser la reina del Páramo, aulló larga y profundamente”. 

“Nadie contestó. Lloró desesperadamente. Nadie vino a su llanto. Estuvo la loba durante horas con los ojos clavados en las altas estrellas. Estuvo la loba en la soledad dramática y terrible del Páramo toda la noche”. 

Nora tapa a Fel hasta la barbilla con el embozo de la cama. El niño tiene los ojos llenos de lágrimas.

––En seis días ha perdido a toda su familia, balbucea Fel. 

––Está sola, desamparada, rodeada de peligros ¿Cómo saldrá adelante?… Eso, lo dejo para el próximo día, que hoy es ya muy tarde..


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Benigno Varillas, autor del libro «Magdalenia»  y de este Blog/PodCast, nació en Asturias en 1953, fue uno de los periodistas de la redacción que inició el diario «El País» en 1976. Fundó y editó con Teresa Vicetto las revistas «El Cárabo» y «Quercus» en 1981, así como, entre otras iniciativas, la ONG «Greenpeace–España» con Remí Parmentier, el oceanógrafo Xavier Pastor y el escritor gallego Manuel Rivas, en 1984. Sus inicios fueron en el «Club de Defensa de la Naturaleza de Gijón», que fundó en 1971 con Roberto Hartasánchez, Alfredo Noval, Ernesto Junco, Miguel Ángel García–Dory y Luis del Valle. En 1984, BV apoyo desde Quercus la campaña de Roberto Hartasánchez, desde el FAPAS en contra del veneno; en 1998 impulsó junto con Pancho Purroy, entonces presidente de SEO/BirdLife, la creación de la plataforma Antídoto de ONG en lucha contra el veneno y en 2004 coordinó la «Estrategia Nacional de lucha contra el uso de cebos envenenados en el medio natural» cuya evolución resumió en febrero de 2025 el biólogo Juan Luis Rodríguez Luengo, miembro de la Asociación para la Conservación de la Biodiversidad Canaria en: https://acbcanaria.org/la-lucha-contra-los-cebos-envenenados/

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